Es un hecho que los sectores de la inmobiliaria y la construcción han dado un gran salto en la calidad energética y ambiental de sus actividades. Ya sea impulsados por directivas europeas cada vez más exigentes o por el deseo de ofrecer a sus clientes el mejor producto posible.
Las empresas del sector innovan constantemente para ofrecer viviendas y edificios eficientes, con bajo consumo de energía, condiciones térmicas óptimas y cuyas características geográficas y estructurales forman un entorno saludable. Esto también implica la obtención de certificaciones ambientales que respaldan la alta calidad de la propiedad.
Hoy en día, varias promociones inmobiliarias están directamente vinculadas a instalaciones de autoconsumo fotovoltaico para garantizar el uso diario de energías renovables a bajo costo para los hogares e ir más allá en el carácter sostenible de los edificios residenciales.
En este contexto, y para asegurar un impacto positivo completo en los hogares, el medio ambiente y todos los actores del sector energético, es esencial tener en cuenta una variable importante que, si no se considera, puede comprometer los esfuerzos realizados por los constructores y las promotoras en la eficiencia energética de los edificios.
Esta variable son los hábitos de consumo de los hogares.
De hecho, aunque los residentes de un mismo edificio eficiente de construcción nueva disfruten de los mismos servicios y de la misma calidad de infraestructuras, sus comportamientos pueden diferir y variar significativamente de un hogar a otro.
Cuando nos referimos a hábitos de consumo, hablamos de gastos energéticos en electricidad, gas y agua. Un consumo excesivo de estos recursos puede deberse a diferentes factores:
En los últimos dos años, hemos observado un cambio en los hábitos de consumo de los hogares españoles, debido principalmente al disparo de los precios del gas y la electricidad provocado por la guerra en Ucrania. La demanda ha disminuido y las horas de consumo se han desplazado con el objetivo de aprovechar las horas más baratas del día.
Sin embargo, a pesar del precio extremadamente bajo de la electricidad en los últimos meses, es probable que los hogares sean menos cautelosos con sus gastos energéticos. No obstante, una buena gestión del consumo permite reducir la factura sin perder confort, fortalecer la estabilidad de la red y disminuir la huella de carbono diaria.
Pero para ello, los ciudadanos necesitan ayuda para que no se sientan obligados a tomar ciertas decisiones de consumo, sino que encuentren interés y satisfacción en ellas.
El libro blanco del edificio contempla este objetivo al proporcionar un manual de uso y mantenimiento del edificio a los propietarios, que incluye consejos para mejorar la eficiencia energética del hogar.
Sin embargo, su potencial es limitado, ya que es poco probable que alguien hojeé cientos de páginas para encontrar consejos sobre cómo ahorrar energía. Es mucho más fácil y rápido coger el teléfono para obtener información en segundos y con un formato mucho más atractivo.
En este sentido, digitalizar los consejos de uso y mantenimiento del hogar y las infraestructuras presentes en el libro blanco del edificio es totalmente pertinente para hacerlos más accesibles y atractivos.
Hoy en día existen herramientas digitales que cumplen con este objetivo y permiten a las promotoras diversificar sus servicios y agregar valor a sus clientes.
La tecnología de Hobeen es un ejemplo concreto de solución digital para mejorar la eficiencia energética de los hogares y hacer que los edificios sean eficientes no solo por sus características de construcción, sino también por el uso que se hace de ellos.