¿CEE o CAE? Es difícil diferenciar términos similares y que forman parte del mismo tema: la eficiencia energética. Ambos juegan roles importantes en la gestión energética, pero difieren en su alcance y propósito.
El Certificado Energético del Edificio (CEE), también conocido como Certificado de Eficiencia Energética, es un documento oficial que evalúa el consumo energético de un edificio y clasifica su eficiencia en una escala de letras, desde la A (más eficiente) hasta la G (menos eficiente) - similar a la etiqueta energética de los electrodomésticos -.
Este certificado es obligatorio en España desde 2013 y se emite en el momento de la construcción, venta o alquiler de un edificio.
El CEE es obligatorio para la venta o el alquiler de un edificio, una vivienda, un piso o un local. El propietario es quien se encarga de conseguirlo, a través de un técnico habilitado para ello, para poder incluirlo en cualquier oferta de venta o de arrendamiento.
De la clasificación energética atribuida al activo dependerá el precio de venta y el carácter atractivo del mismo.
Para cualquier persona deseando comprar o alquilar una vivienda, el certificado energético del edificio puede ser determinante ya que una clasificación baja, es decir una letra E, F o G, supone mayores gastos energéticos y un confort térmico inestable.
El 58% de las viviendas españolas se construyeron sin ninguna exigencia de eficiencia lo que se traduce, en la actualidad, en un parque inmobiliario ineficiente en el 80%. En otras palabras, ocho de cada diez edificios tienen una certificación E, F o G.
La consecuencia de un edificio con una baja tasa de eficiencia energética es un derroche energético tremendo, una falta de confort para sus habitantes, un gasto desproporcionado en las facturas de energía y una cantidad de emisiones excesiva.
Además, un edificio o una vivienda con baja eficiencia energética o mal aislada influye directamente en los hábitos de consumo de los hogares que, aunque quisieran ahorrar energía, no lo podrían hacer sin sacrificar su confort térmico.
Por todas estas razones, es importante, para empezar, detectar los edificios poco eficientes, para luego, poder tomar medidas y realizar actuaciones que permitan mejorar la sostenibilidad de las viviendas.
La primera etapa se consigue gracias a los certificados energéticos de los edificios mientras que la segunda tiene que ver con los certificados de ahorro energético que vamos a ver más en detalle ahora.
El sistema de Certificados de Ahorro Energético (CAE) entró en vigor en 2023 en España y se centra en la implementación de medidas específicas para reducir el consumo energético y mejorar la eficiencia en un edificio o instalación.
Para cada medida de ahorro energético implementada, se calcula el ahorro conseguido y se emite la cantidad de CAE correspondiente. Un CAE equivale a un kilovatiohora de energía ahorrado, por lo cual una medida que permitiese ahorrar 500kWh podría generar 500 CAE.
Además, los certificados de ahorro de energía son documentos digitales que tienen un valor económico y pueden ser objetos de compraventa entre diferentes actores del sistema.
El sistema de los CAE es amplio e implica a varios actores. Escribimos un post sobre los participantes en el sistema de certificados de ahorro energético donde podrás ver cuáles son y conocer los papeles que les corresponden. No obstante, dentro de está lista, solo dos tipos de actores pueden poseer certificados de ahorro energético: los sujetos obligados - como las comercializadoras de luz y de gas - y los sujetos delegados - empresas del sector de los servicios energéticos que hayan sido acreditadas -.
Por otra parte y aunque no pueden poseer los certificados mencionados, los hogares y las pymes son actores claves del sistema que se benefician directamente de los ahorros conseguidos que derivan de la actuación de mejora.
Los CAE tienen el mismo objetivo principal que los CEE: mejorar la eficiencia energética del país. Sin embargo, no se aplican únicamente a un sector -inmobiliario en el caso del certificado energético del edificio-, sino a todos los sectores de actividad posibles.
De está manera, tanto el cambio de equipos antiguos para otros más eficientes en una explotación agrícola como la implementación de un sistema de vehículo compartido para los empleados de un banco pueden dar lugar a la emisión de certificados de ahorro energético.
Para los sujetos obligados, los CAE permiten reducir el importe de su contribución financiera obligatoria al Fondo Nacional de Eficiencia Energética y diversificar sus servicios de forma voluntaria.
Para hogares, pymes e instituciones públicas que actúen como usuarios finales, los CAE les permite obtener una ayuda financiera adicional para mejorar la eficiencia energética de sus instalaciones o productos, y disfrutar de los ahorros que la actuación supone.
Para el Ministerios para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD) el sistema de CAE contribuye a alcanzar los objetivos de ahorro energético fijados por la Unión Europea.
En este sentido, los certificados de ahorro energético son fundamentales para mejorar la eficiencia del sistema energético español desde las productoras hasta los consumidores finales y generar beneficios económicos para todos.
Estos certificados pueden coexistir y complementarse, ya que proporcionan una visión integral de la eficiencia energética, desde la evaluación inicial (CEE) hasta la implementación de medidas de ahorro energético (CAE). La combinación de ambos certificados permite una identificación más precisa de las áreas críticas de mejora y la implementación de soluciones efectivas.
Los CAE y los CEE son herramientas importantes en la gestión de la eficiencia energética y pueden complementarse entre sí. Sin embargo, el alcance se limita al sector inmobiliario ya que el certificado energético se dirige únicamente a edificios y viviendas.
Mientras que el Certificado Energético del Edificio evalúa la eficiencia energética general de un edificio en función de su diseño y características, el Certificado de Ahorro Energético se centra en implementar medidas específicas para mejorar dicha eficiencia y reducir el consumo de energía.
Las empresas y los particulares pueden utilizar estos dos instrumentos de forma complementaria y beneficiosa para todos. Por ejemplo, pueden optar por una rehabilitación energética profunda de un edificio -residencial o comercial- que a la vez generará CAE al tratarse de una medida de ahorro energético y también mejorará la calificación del CEE.